Hay cosas de los cristianos que me espantan. Esto sin excepción, porque no hay Iglesia que se escape. El otro día iba caminando y me encontré con un grupo de mujerres que me quiso hablar sobre "la palabra de Dios". Me detuve, más por darle sentido al sacrificio de estas féminas, que con 32 grados y a todo sol, intentaban salvar almas. Claro, que yo, consciente y considerada les advertí, de antemano que mi creencia ya estaba puesta en una religión o filosofía oriental.

El discurso era el de siempre: que la Biblia, que la salvación, que la verdadera Iglesia. Lo preocupante no es eso. Lo preocupante es que al explicarle yo que mi creencia en la Biblia no era literal por cuanto pienso que, al no ser el único libro sagrado que conozco y que tiene sentido, existe una realidad inexplicable que el hombre trata de expresar en la Biblia, y que por lo tanto, no es escritura automática divina. Ahí empieza lo aterrador, porque el argumento que encuentran es el siguiente: El único Dios verdadero es el de la Biblia, que es su única palabra porque la Biblia lo dice. Podría repetir aquí los versículos correspondientes pero no es punto. El punto es que, en esa selectiva ceguera mental, se pierden las ganas del cristiano de salvar el alma del otro, pues ahí se acaba la conversación, porque si no creo en la Biblia entonces no sacan nada con seguir argumentando porque no me van a convencer ¿no es precisamente a mí, que no creo (lo que ellos) que me tienen que convencer? ¿qué sentido tiene evangelizarse entre cristianos? Es tragicómico, que esas almas cumplan con "la palabra de Dios", aunque no en la forma en que quisieran: son "ciegos guiando a ciegos", personas que no ven realmente la dimensión de la verdad que están intentanto transmitir, que ven la buena noticia de la salvación como un premio a la fidelidad, y no como un don divino incondicional, que es, en efecto, la verdad salvadora. A mí me importa un carajo la salvación. No me interesa si luego de morir voy a reencarnar, o ahí se acaba todo. Soy libre. ¿No se supone que eso debe hacer la verdad? Por fortuna Dios (si se me permite) me ha mostrado otras realidades de personas que sí son capaces de entender que su religión es una forma de comprender a Dios y no que Dios es de la forma que comprende su religión. 
Se acabó la conversación, porque "los que somos cristianos creemos en Dios de la Biblia, en el Dios de Israel"... Crea lo que quiera, yo todavía aspiro a que algún día Dios no sea de los cristianos, ni de Israel, ni esté preso en las páginas de la Biblia, sino que sea reconocido como una verdad que trasciende la comprensión humana y que por tanto, no puede ser contenido por las cadenas de ninguna religión. 

Este país es curioso, todos lo sabemos. En este país todo funciona al revés y lo más divertido es que nos terminamos acomodando a eso, somos "flexibles". Y una de esas realidades bizarras a las que nos hemos acostumbrado es al fenómeno de los "mandos medios". Ese tipo que es algo tan indefinido como "administrativo" y que se encarga eficientemente de que no logres hacer nada. Si parece que su pega fuera dificultar los trámites, y además, nunca sabe nada de lo que se supone debería saber y termina preguntando y derivándote a otros... pero ahí está pues, y hay que enfrentarlos todo el tiempo porque no puedes llegar a ninguna parte si no pasas por ellos.
Hace tiempo quería comentar mi experiencia con este fenómeno eclesial que funciona al margen de la institución visible, pero que tiene tanto o más peso que la misma: El capillismo, que son en cierta forma los mandos medios de la iglesia.
Todas las parroquias lo viven, y es claramente identificable, suelen ser los "pierdete-una" de la parroquia, los que hacen todo y generalmente viven con una cara de aproblemados por los grandes sacrificios que hacen por la iglesia, pero cuando alguien desconocido se ofrece para entrar en el círculo a ayudar se convierten en una orden hermética con más iniciaciones que la masonería. En mi experiencia personal suelen ser personas mayores, pero no puedo asegurar que sea en todos los casos.
Los mandos medios, que hicieron que nuestro pueblo se habituara a aguantar las irregularidades e ineficiencias de los sistemas, funcionan en la iglesia en estos capillistas que, por acapararlo todo y actuar como si tuvieran más derecho de estar ahi que cualquier otro, funcionan como unos verdaderos espanta-fieles. Es que fuera de que son un círculo cerrado que habla de realidades inimaginables para el feligrés común, siempre tienes que preguntarles a ellos de todo, pero nunca saben nada. Cuando hay algo que hacer, un cargo que llenar, se lo reparten entre ellos. Le temen a la juventud, le temen a la innovación y le temen al conocimiento. Quieren que participes, pero no mucho. Quieren que te integres, pero no muy adentro. Quieren que conozcas a Dios, pero no más que ellos. Conservan esa imagen de la iglesia que desde el vaticano han tratado muchas veces de eliminar: esa iglesia distante, de gente puritana, conocedores de la ley... los fariseos del catolicismo.
Pero cuando el fenómeno llega a su punto máximo es cuando a la parroquia le toca un sacerdote que cual "patrón de fundo" le pide a sus capataces que le ayuden a mantener las cosas bajo control. Entonces el capillismo alcanza su máximo poder, y la feligresía su mínima expresión.
Cuando quieres informarte, te encuentras con estos horripilantes seres, que son, lamentablemente, el rostro visible de la iglesia. Comprendo la efervecencia evangélica cuando le miro la cara a esta gente, si no tuviera el conocimiento que tengo, seguro sería evangélica también.
Pero, hay esperanza: Esa no es la doctrina de la iglesia. El magisterio no contempla ni patrones de fundo ni mandos medios, esa es una maña de nuestro pueblo. De hecho, la iglesia comprende que su misión es llevar el evangelio a toda la gente, y aunque es bastante imperfecta la política aun, el Vaticano II es claro en cuanto a qué lugar le corresponde a cada miembro de la iglasia, y eso nos incluye a todos, especialmente a los no-capillistas.
Si vas a una capilla y te encuentras con ellos, dale una segunda oportunidad a la iglesia católica, ve a otra parroquia o Únete a otro movimiento.

Cuando decidí dejar el Tarot para buscarme un trabajo más normal y estable, nunca pensé encontrarme con la frustrante realidad de una país que es católico pero en la teoría, cuando suena lindo. Un país en el que no se valora en absoluto el matrimonio, la familia, la formación de los hijos. Un país en que los trabajos para las madres solteras (no profesionales) son en horario de mall... un horario horripilante, que te lleva todo el día a cambio del sueldo mínimo que se irá en pagar el arriendo, la locomoción para trasladarte al mismo trabajo, los servicios básicos y una persona que te cuide bien a tu hijo, que con suerte te va a ver. ¿Dónde están los empresarios católicos de este país? Porque para ir a las ceremonias religiosas importantes están ahi, pero... ¿son católicos en lo esencial si no respetan los valores del matrimonio y la familia, núcleo de la sociedad?
No faltará el que diga "Yo los respeto, soy casado".
Un empresario católico debiera tener conciencia de que el padre o la madre que trabaja está ausente en su núcleo familiar cuando está en sus instalaciones. Conciente de que minan el matrimonio los extensos horarios y los turnos rotativos, sólo por mencionar algunos. ¿Por qué se escandalizan con el alto porcentaje de infidelidad si claramente la compañera o compañero de trabajo conoce y comparte mucho más tiempo con la persona que su propio cónyuge? Si ambos tenemos que trabajar (lo que resulta en la mayoría de los casos, porque con un sueldo no alcanza) ¿A qué hora nos vemos?... ¿A qué hora estaremos con nuestros hijos? ¿Cómo nos escandalizamos de una sociedad consumista si los padres no tienen otra forma de compensar a sus hijos por no estar y sentir que las ausencias valen la pena, que comprar y consumir? Me encontré a mí misma en la humillante situación de decirle a mi hijo "voy a trabajar pero va a ser mejor porque... (lo pienso porque no es fácil explicarle esto a un niño) vamos a poder comprar más cosas." La verdad es que necesito trabajo porque no alcanza con lo que gana mi marido, pero como el niño no va a entender eso y necesitas que lo acepte de buena forma, así que le das algo que pueda estimularlo y que sea visible y tangible para sus sieteañeras manitos.
Buscar en este país un trabajo que me permita ser mamá y esposa es una verdadera utopía. Y encima no falta el patudo que te dice que eres floja y que no saldrás adelante cuando le enrostras que su horario de mall no te permitirá ver a tu hijo... claro, no saldré adelante pero no por floja sino por no dejarme explotar y tener como prioridad la familia. Eso sería lo ideal, pero me moriría de hambre, y eso que hablo ingles y sé computación.
En fin, me encuentro ante la pregunta que tan polémicamente se hizo el padre Hurtado (y que le vale la santidad) ¿Es Chile un país católico?
Me temo que la respuesta sigue siendo no.
(Y ojo que los catequistas no son pagados en este país, así que la iglesia también está agarrando las mañas)

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